Varanasi
Un lugar donde se respira la muerte entre la intensidad de la vida
Caminando por las callejuelas laberínticas de Vanarasi me
pierdo entre el bullicio y la intensa actividad humana azotada por el calor del
mediodía. Solo pensaba en salir hacia el
rio para sentir la brisa fresca que corre junto a la corriente del agua. Por un segundo percibo ese peculiar olor a carne quemada y entonces
me di cuenta que estaba cerca de un crematorio.
A medida que el aire se tornaba más denso, vi el humo moverse en
remolino a pocos metros y sobre los edificios. Después de unos pasos ahí
estaba, un cuerpo estaba envuelto en
llamas; Entre el humo y la gente apenas
y se alcanzaba ver el brillo del sol que se reflejaba en el agua. Unos pasos más y entre ese asfixiante
ambiente de muerte sentí la sutil caricia del aire fresco que denotaba vida.
Por segunda ocasión en mi vida visitaba a Vanarasi. La
primera vez que estuve en este lugar fue en el verano del 2006 y el lugar se
veía distinto. La marea del rio que corre frente a la ciudad, en aquel entonces se encontraba mucho más alta.
Las intensas lluvias del monzón habían alimentado considerablemente su causal,
haciendo que el Ganges prácticamente se desbordara sobre las edificaciones. A
diferencia del 2006 esta vez viaje con mi esposa e hija, pero también era mucho
más fácil caminar frente al rio, pues el agua no se encontraba dentro de las
construcciones como lo fue durante mi primera visita, sino tenía su cauce
normal haciéndolo mucho más disfrutable tanto por sus accesos como por el clima.
Esta vez decidí que nos quedáramos en un hotel frente al rio y por lo tanto
vivimos en forma más intensa el mágico ritmo de la ciudad, donde básicamente toda la actividad se
desenvuelve en torno a la madre Ganga,
como es conocido también el rio Ganges.
Vanarasi es la capital espiritual del hinduismo, es una de las ciudades más antiguas con vida
de la humanidad. Sus vestigios datan de aproximadamente 3,300 años, aunque la
leyenda la ubica 3,000 años antes de cristo supuestamente fundada por Shiva el
dios destructor. La ciudad antigua fue destruida por los mongoles en un
infructífero intento de erradicar el hinduismo, para ellos implementar el Islam.
Benarés como también es conocida y llamada, es un lugar
donde se respira la muerte en forma constante, ya que los crematorios funcionan día y noche. Muchas
personas de la India viajan a esta ciudad para vivir sus últimos días esperando
la muerte. Ya que es la creencia del hinduismo que si uno muere en Benarés y si
su cuerpo es cremado arrojando sus cenizas al Ganges, se rompe el interminable
ciclo de la reencarnación para finalmente descansar en paz.
Desafortunadamente no todos pueden darse el lujo de ser
cremados pues no cuentan con los recursos económicos para hacerlo y por lo
tanto sus restos mortales son arrojados al rio sin más. Otros como, las mujeres
embarazadas y los niños menores de cierta edad tampoco son cremados, debido a
que el ciclo de sus vidas no fue completado sino interrumpido en forma abrupta,
por lo tanto los elementos cierran ese ciclo que quedo abierto.
A pesar de que la muerte se encuentra presente en todo
momento y en todo lugar, ya sea en los crematorios, el rio e inclusive por las
calles donde deambulan los moribundos que esperan su momento final; La ciudad irónicamente está llena de vida.
Cada amanecer miles de religiosos peregrinos oran y se bañan en el lado oeste de la madre ganga
para recibir los primeros rayos del sol
como en un baño de sanación espiritual. La atmosfera se llena de paz y
tranquilidad. Los visitantes navegamos
en las embarcaciones para observar los hermosos y pacíficos rituales de pureza
que toman lugar a nuestro alrededor.
Los crematorios siguen funcionando denotando muerte entre
una gran actividad de vida, con los leñadores y familiares, que se encuentran a
pocos metros de los peregrinos que oran por las mañanas. Nuestra temporalidad se plasma en una forma muy
visual. Unos mueren, dejando espacio para los vivos en un interminable ciclo en
el que la vida siempre prevalece como un milagro inexplicable.
A medida que la luz del sol se hace más intensa y como en un
proceso de fotosíntesis la ciudad pareciera que cobra más vitalidad.
Una vez que ha pasado el atardecer, el ritual del Aarati
toma lugar en uno de los gaths frente al rio todas las noches. La casta de los brahmanes hacen ofrendas de flores y de luz como
agradecimiento a la madre ganga. Acompañando al ritual con bellos cantos en
sanscrito y mantras al ritmo de las campanas, tambores y diferentes
instrumentos musicales de tradición hinduista. Durante
el ritual están presentes los cinco elementos: la tierra, el agua, la luz, el
espacio y el viento que son pruthvi, jal, tej, akash y vayu
correspondientemente.
La gente se aglutina frente a las orillas del rio, frente al
escenario o donde haya un lugar disponible para observar. Se hacen ofrendas de
flores y veladoras al rio iluminándolo con pequeñas luces flotantes que emanan
de las pequeñas veladoras. Dándole un toque todavía más espiritual.
Ciertamente que después de pasar unos días en este lugar
lleno de vida y muerte, dichos elementos se entremezclan de una forma extraña,
sacudiendo al ser en forma fuerte pero también sutil.
Recuerdo que la primera
vez que visite este lugar tan único, tuve profundos auto cuestionamientos sobre
mi existencia. Es mi creencia que cuando los vivos nos exponemos a la muerte en
forma tan cercana, es inevitable no tener un viaje interno de abstracción y
restructuración sobre nuestros valores y
en que forma utilizamos nuestro tiempo tan finito y transitorio en el que
vivimos.
En esta ocasión Blanca y Asia tuvieron momentos similares,
pero cada quién en su propio contexto o circunstancia.
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